jueves, 15 de septiembre de 2016

La industria petrolera venezolana en su peor momento: produce menos que en 1960.




La industria petrolera venezolana no puede estar peor. Todos sus números la colocan en el momento más infausto de su historia, acercándola aceleradamente al punto más bajo de producción de 1.7 MMBD que alcanzó en 1985, cuando la OPEP redujo la producción de 32 MMBD a 16 MMBD para presionar el alza de los precios.
Es una tragedia de la que hablamos a diario y cuyas consecuencias y efectos seguirán golpeando a los venezolanos como jamás había ocurrido desde que el petróleo apareció en la economía nacional para generar riqueza y bienestar.
En la gráfica que acompaño seguidamente, se puede observar que desde que se inicia en 1999 la transición de la democracia a la actual dictadura, la producción petrolera emprende un descenso indetenible.

Es importante recordar que en los años 80 los altos precios del petróleo habían reducido la demanda y generado una mayor producción por parte de los países no pertenecientes a la Opep (esto se mantiene, los países fuera de la OPEP suplen el 57.7 MMBD del mercado frente a  32.8 MMBD de la OPEP).  Este hecho hizo perder capacidad a la organización para defender los precios del petróleo, lo que la condujo inexorablemente al colapso y con ella al propio modelo rentista en el ámbito internacional.
Afortunadamente a partir de 1986 una nueva política energética basada en la competitividad, la apertura y la meritocracia, permitieron que Venezuela abandonara la política de reducir volúmenes para defender la renta por barril e incrementar sostenidamente la producción de petróleo, la cual pasó de 1.7 a 3.3 millones de barriles diarios entre 1985 y 1997.
La actual crisis tiene semejanzas, porque parte de la misma idea "rentista" de reducir la producción para presionar los precios al alza, no obstante, ahora es más profunda. Inéditos elementos se han sumado para llenar de penumbras el presente y el futuro. Venezuela, ya no es el rico y poderoso país petrolero. Su situación es más complicada y difícil que en aquellos anos 80. Sin embargo debemos reaccionar con un plan y sobre todo estar conscientes del tamaño del problema al que nos estamos enfrentamos para lograr superar este aciago momento. La lista de los desafíos es larga, sin embargo mencionaré algunos, solo a título referencial:
1. Derrotar la dictadura, cambiar el gobierno es sin duda la prioridad;
2. Construir una nueva política energética, rescatar la meritocracia y superar la mediocridad incrustada en PDVSA;
2. Enfrentar la corrupción en PDVSA, en los Ministerios de Energía y Petróleo y en todas las instancias relacionadas con el ámbito energético;
3. Acabar con los malos negocios y eliminar o reestructurar los contratos de sumisito que la dictadura firmó con sus socios políticos en detrimento del país;
4. Iniciar un proceso de cobro de los miles de millones de dólares que no han pagado esos socios como Cuba y los concentrados en ALBA, Petrocaribe y otras figuras creadas por la dictadura;
5. Iniciar una limpieza de la nómina de PDVSA que ya supera los 170 mil trabajadores, cuando debería tener cerca de 40 mil como fue hasta que se produjo el "genocidio laboral" en 2003 con el despido de cerca de 20 mil trabajadores por parte del "padre" de la destrucción de la economía venezolana.
6. Dar respuesta a los nuevos escenarios en que las energías renovables avanzan copando cada vez más mercados que antes se cubrían con petróleo;
7. Competir en los mercados petroleros que se mantendrán, teniendo en cuenta el papel que tendrán EEUU, Brasil y Canadá, señalados por las agencias internacionales como los principales proveedores en el hemisferio occidental para las próximas décadas (Venezuela no aparece en esa lista);
8. Asumir esa competencia con una industria destartalada, vuelta chatarra por falta de mantenimiento, con pozos abandonados y un sector eléctrico colapsado en vías de destrucción por la mano perversa y criminal de la peor dictadura que el país haya conocido en su historia;
9. Desarrollar nuevas fuentes de energías para diversificar el suministro nacional;
10. Repatriar a los miles de profesionales y científicos venezolanos que se han marchado buscando nuevos horizontes y que lo han logrado desarrollando exitosos proyectos en el ámbito de las energías renovables y convencionales;
11. Construir un marco legal apropiado para la transformación que el país necesita;
El desafío es titánico, pero otra opción no hay. El único camino es hacerle frente a esta cruda realidad para evitar daños aun peores a los que ya estamos padeciendo.
Abajo la dictadura y arriba Venezuela!!

lunes, 12 de septiembre de 2016

El día después

El 2 de septiembre Venezuela será otra. La puerta que conduce a la libertad de los presos políticos, al rescate de la democracia, al regreso de los exiliados y al progreso, se abrirá de par en par.
Cómo reaccionará Maduro  la cúpula  que gobierna ilegítimamente el país, ante la avalancha de millones de venezolanos que en el territorio nacional y en particular en Caracas pedirán a gritos el revocatorio de Maduro? Eso está por verse hoy mismo y a partir de mañana 3 septiembre.
Pero nada debe sorprendernos. La represión y el miedo ya no detienen al bravo pueblo venezolano que decidió ponerle punto final a esta pesadilla. Su léxico militar y de guerra ya no asusta a nadie y sus verbos preferidos dejarán de conjugarse muy pronto: amenazar, amedrentar, hostigar, acosar, intimidar, perseguir, encarcelar, desaparecer, matar.
El secuestro practicado por la pseudo ideología grosera y abusivamente llamada “bolivarianismo” desde hace casi 18 anos, caerá como las estatuas de Lenin, Mao, Sadam Husein, Gadafi y otros dictadores y criminales de guerra. La obsesión de Chávez, de Maduro y todos los que conforman la cúpula cívico-militar corrupta de destruir nuestra querida patria Venezuela, ha fracasado.
Invirtieron miles de millones de bolívares y dólares en buscar modificar los valores tradicionales y las costumbres de los venezolanos. Quisieron convencer a todos de adorar falsos líderes y adoptar nuevos símbolos y hasta diabólicas “religiones”. Pretendieron prostituir al país y corromper todo a su paso, para que nadie quedase por fuera sin conocer el pecado. Un medio efectivo para asegurarse la impunidad.
La misma estrategia la implantaron en el ámbito internacional y regional. El ALBA  y UNASUR, por ejemplo, son la expresión  más clara de organizaciones a la medida del chavismo. Sin escrúpulo ni vergüenza gastaron indebidamente el dinero de los venezolanos para inventarse una protección que también se les derrumbó hace rato. Lo que queda de sus aliados será polvo muy pronto.
Están malditos, lo que tocan se destruye. Mataron la Comunidad Andina y entraron al Mercosur por la puerta de atrás, mediante trampas y sobornos para arrastrarlo a la peor de sus crisis desde que fue creado, para proteger entre muchos propósitos, a la democracia.
Destruyeron lo más sagrado y productivo de Venezuela, su empresa y símbolo PDVSA. Destruyeron el sistema eléctrico y la misma naturaleza les ayudó para que se secaran los grandes embalses.
Están malditos, en la historia se recordará a Chávez, Maduro,  Cilia Flores, Jaua, Jorge Rodríguez, Rafael Ramírez, Tibisay Lucena, Aristóbulo Isturiz, a los Escarrá, a los magistrados del tribunal supremo de justicia (en minúscula, es lo menos que merece esa oficina), a los militares corruptos que le apoyan y muchos más, como la malandrería que llegó al poder y se mantuvo en el por casi 18 anos, con el solo propósito de destruir al país y esclavizar a sus habitantes, para luego gobernarlos a su antojo por 50 o más anos, tal como lo anunció tantas veces el supremo estafador.
El día después anuncia cambios y transformaciones. Corresponde a cada venezolano ayudar a limpiar la casa, a desinfectarla y perfumarla. Hay que deshacerse de todo aquello que produce repugnancia y malos olores. Llegó el momento de pensar en un cambio profundo, en un cambio de mentalidad, en la unión de todos sin distingos políticos, ni religiosos.
Eso sí, para lograr ese cambio es importante hacer una profunda reflexión y estar conscientes, que de alguna manera todos hemos contribuido con este desastre, unos más, otros menos, pero es así.
Hay que dejar a un lado la echonería, la prepotencia, la arrogancia que una vez la riqueza petrolera nos sembró. Es la hora del trabajo duro y creativo, en eso somos buenos. Es la hora de emprender grandes proyectos, en eso somos mejores, es la hora de soñar con el mejor país, en eso somos conspicuos. Es la hora también de la transparencia, del control, de la verdad, de la rendición de cuentas, de pensar en el bien común y no solo el personal, es la hora de olvidar los mesianismos, o del líder que vendrá a salvarnos. Es la hora de la unidad, de la descentralización, del poder regional, de la sociedad civil organizada, de los líderes que se ocupen de sus comunidades, del control del poder. Es la hora del medio ambiente, de la naturaleza, de la educación, del rescate de nuestra dignidad, es la hora del trabajo y la reconstrucción de la gran Nación que somos y de superar el trauma de haber sido gobernados por delincuentes. No más lamentos, que el día después será bendito.

Transición Energética 4.0. Un Enfoque Multidimensional para la Justicia Climática y los Derechos Humanos

La Transición Energética 4.0 va más allá del simple reemplazo de fuentes energéticas para generar energías libres de emisiones, posicionándo...