lunes, 26 de junio de 2017

La Corte Federal Administrativa de Austria rechazó ampliación del aeropuerto de Viena para evitar el aumento de las emisiones

En una sentencia sin precedentes en toda Europa, la Corte Federal Administrativa federal austriaca rechazó los planes de ampliación del aeropuerto de Viena bajo el argumento de que una tercera pista en el aeródromo implicaría un aumento significativo de las emisiones del país. Todo ello en un momento en el que, según el acuerdo del clima de París y los compromisos con la Unión Europea, Austria se ha comprometido a reducir sus emisiones de dióxido de carbono y la ampliación haría más difícil alcanzar esos objetivos. “El tribunal ha decidido que los objetivos ambientales de largo plazo tienen más importancia frente a la creación de empleo o el desarrollo económico inmediatos”, asegura Sigrid Stagl, directora del Instituto de Economía Ecológica, de la Universidad de Económicas de Viena. “La justicia lanza un mensaje muy importante. Si inviertes en una infraestructura que produce elevadas emisiones de CO2 y esta sentencia crea jurisprudencia, quizás tu inversión no tenga una vida útil dentro de 20 años. Es decir, que en este momento invertir en infraestructuras con uso intensivo de carbono es una inversión de alto riesgo”, recalca.

Su compañero, el profesor Stefan Giljum, insiste en la necesidad de introducir un marco político y económico para impulsar ese cambio de modelo. “Y ahí juega un papel decisivo la política fiscal. Hay que imponer una tasa ambiental que penalice el consumo de materias primas y la utilización de recursos a cambio de abaratar la fiscalidad y el coste del empleo”, subraya. “Es más fácil hacer ese cambio estructural si tomamos las decisiones apropiadas cuanto antes, si permitimos que las empresas adapten su planificación, sus infraestructuras y sus inversiones pronto, si nos posicionamos como un país a la cabeza de ese cambio y desarrollamos la tecnología que luego podemos exportar a los demás”, añade la profesora Stagl.

Esta decisión adquiere mayor importancia ahora que el debate sobre una nueva revolución industrial aparece en el horizonte, caracterizada por un modo circular de producir. En otras palabras, frente al modelo tradicional de economía lineal basado en extraer, producir, usar y tirar, la economía circular pasa por reparar, reutilizar y reciclar nuestros recursos, en definición de Francesc Gambús, eurodiputado popular, durante un seminario organizado en Logroño por la oficina del Parlamento Europeo en España. “Esta es la revolución industrial del siglo XXI, la base de transformación de nuestra economía”, remata.
Fuente:
Elpais.es
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Viena 

jueves, 1 de junio de 2017

Trump retira a EE UU del Acuerdo de París contra el cambio climático

Estados Unidos ha dejado de ser un aliado del planeta. Donald Trump dio rienda suelta hoy a sus impulsos más radicales y decidió romper con el "debilitante y desventajoso" Acuerdo de París contra el cambio climático. La retirada del pacto firmado por 195 países marca una divisoria histórica. Con la salida, el presidente de la nación más poderosa del mundo no sólo da la espalda a la ciencia, ahonda la fractura con Europa y menoscaba su propio liderazgo, sino que ante uno de los más inquietantes desafíos de la humanidad, abandona la lucha. La era Trump, oscura y vertiginosa, ha dado comienzo. “He cumplido una tras otra mis promesas. La economía ha crecido y esto solo ha empezado. Por la gente de este país salimos del acuerdo. Vamos a crecer y no vamos a perder empleos. Estoy dispuesto a renegociar otro acuerdo favorable para Estados Unidos. Es tiempo de hacer América grande otra vez”, clamó Trump.

Repasamos en qué consistía el compromiso ratificado por su antecesor, Barack Obama, en 2015 y las consecuencias que puede tener tanto para el país como para el resto del mundo.

¿Qué es el Acuerdo de París contra el Cambio Climático?
Se trata del primer pacto internacional para reducir la emisión de gases contaminantes de efecto invernadero a la atmósfera. Fue ratificado en París a finales de 2015 por casi 200 naciones, entre las que se encuentran Estados Unidos y China, los dos mayores contaminantes del mundo. Solo Siria y Nicaragua están fuera del acuerdo, a los que se une ahora EE UU.

¿Cómo funciona?
Los expertos apuntan a que el éxito del acuerdo radica en que no impone una legislación a cada uno de los países que después deba ser ratificada por sus parlamentos. Las naciones que participan en el pacto simplemente deben anunciar qué porcentaje de emisiones se comprometen a reducir y en qué plazo, y también participan en las negociaciones posteriores —la siguiente se celebrará en 2018 y después cada cinco años.

¿A qué se había comprometido el Gobierno estadounidense?
Como país miembro del Acuerdo de París, EE UU pretendía una reducción de las emisiones contaminantes de entre un 26% y 28% para 2025 con respecto a los niveles de 2005. Los expertos aseguran que al cancelar las políticas energéticas de Obama, EE UU solo lo reduciría un 14%, según estimaciones de la consultora Rhodium Group.

¿Cómo puede abandonarlo Estados Unidos?
Trump ya adelantó desde que era candidato a la Casa Blanca que si ganaba las elecciones presidenciales, retiraría a EE UU del Acuerdo. El proceso, sin embargo, no es rápido ni automático. El pacto de París estableció que los países no podrían abandonarlo durante los primeros tres años y, una vez decidido, no sería efectivo hasta un año después. Es decir, en teoría, EE UU seguirá formando parte del acuerdo del clima hasta 2020.
En la práctica, sin embargo, la situación es distinta. Trump ha aprobado diversas normativas que ya han desmantelado la política de Obama en su lucha contra el cambio climático y que contribuirán a que no se reduzcan las emisiones. A falta de estas protecciones, EE UU ya iba a fracasar en su compromiso con París. El mandatario republicano ha eliminado los planes energéticos que prohibían nuevas explotaciones de energías fósiles y ha dado vía libre a las extracciones en zonas costeras de EE UU que Obama había protegido.

¿Qué consecuencias tendrá para EE UU?
Estados Unidos seguirá siendo uno de los grandes países contaminantes —el segundo sólo por detrás de China— y no logrará alcanzar sus objetivos en recortes de emisiones. En el terreno diplomático, Washington ya no podría acudir a ninguna de las reuniones posteriores del grupo de París ni emplear su liderazgo en la lucha contra el calentamiento global como una de sus bases para negociar con sus socios. El último ejemplo se produjo la pasada semana en la reunión del G-7.

¿Y para el calentamiento global?
La tierra sufrirá mayores niveles de calentamiento, subirán las temperaturas medias, se acelerará el deshielo en los polos y crecerá el nivel del mar. Estas son las predicciones de los científicos que alertan de las consecuencias de no reducir las emisiones tóxicas. Si EE UU lo recorta menos de lo prometido, como segundo país más contaminante, el impacto puede ser aún mayor.

Una estimación de varios expertos consultados por Associated Press apunta a que cada año podría haber hasta 3.000 millones de toneladas más de dióxido de carbono en la atmósfera. Incluso si todos los países del Acuerdo de París cumplen su compromiso excepto EE UU, la tierra podría calentarse 0.3 grados centígrados más a finales de siglo —el objetivo es que no alcance los 2 grados para entonces y ya hemos superado más de 1,1 grado centígrado.

Fuente: Elpais.es

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